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Continúa la pesca de sábalos contaminados en el Río de La Plata


Ocurre en la localidad de Berisso, en la costa del Río de La Plata. Allí se pesca y se carga en camiones para su comercialización, aunque esa actividad está prohibida.

Por Nicolás Aristi, Rocío Rajoy, Silvana Valiente, Paula Noli, Matías Espina y Carlos Monaco

Hablar de la contaminación de las fuentes de agua dulce en Argentina resulta más que reiterativo: la presencia de altas concentraciones de materia contaminante proveniente del cordón industrial asentado en las costas paranoplatenses (que representa el 50% de la totalidad de fábricas instaladas en el país); la desidia por parte de las autoridades a la hora de realizar controles tendientes a garantizar condiciones de vida saludables para la población, especialmente para aquellos sectores considerados más vulnerables; la situación alarmante en que se encuentran las especies autóctonas de cada región y, finalmente, las consecuencias que este conjunto de factores podrían traer a mediano y largo plazo en relación al agotamiento del agua dulce, un recurso natural indispensable para el sustento y desarrollo de toda actividad humana.

En este sentido, el especialista Juan Carlos Colombo, oceanógrafo, químico y Director del Laboratorio de Química Ambiental y Biogeoquímica de la Universidad Nacional de La Plata, manifestó su preocupación ante el estado en que se encuentran distintas poblaciones costeras del Conurbano Bonaerense: “la situación es muy delicada”, subrayó.

Colombo explicó además los efectos que podría tener en el ser humano y en distintas especies ictícolas la ingesta de bifenilos policlorados (PCB), sustancias altamente contaminantes encontradas en las costas del río de La Plata, “son compuestos que tienden a interferir en el sistema inmunológico de los organismos, también en el aparato reproductivo y, en algunos casos, son cancerígenos”. Por esta razón, la Dirección de Desarrollo Pesquero, dependiente del Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires, declaró “Crítica” a la franja comprendida entre Quilmes y Berisso.

Cabe destacar así también que, a partir del estudio realizado por estos especialistas de la UNLP, la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires presentó a mediados de 2002 un proyecto de ley al poder ejecutivo a fin de tomar los recaudos necesarios para salvaguardar el bienestar de la población en riesgo por consumo de especies contaminadas.

Así, el proyecto explicita la “preocupación ante el riesgo que, para la salud de los bonaerenses, presupone la ingesta de sábalos contaminados con componentes organoclorados persistentes tales como: Clordano, Bifenilos Policlorados (PCBs). Razón por la cual desea recomendar al Poder Ejecutivo se implementen medidas, a fin de informar a la población en general, intervenir con el fin de atenuar los riesgos que presupone el consumo de la mencionada especie ícticola, en las poblaciones más vulnerables desde el punto de vista socio-económico que residen en zonas cercanas a cursos de agua donde sea factible la pesca del sábalo”.

No obstante, desde principios de 2002, se vienen realizando denuncias de diferentes organismos, incluso del Gobierno bonaerense, que dan cuenta del vuelco ilegal de PCB en el Río de la Plata (Edelap, por ejemplo, utiliza esta sustancia para refrigerar sus transformadores de energía).

Una de las especies que representa el mayor riesgo es el sábalo (Prochilodus lineatus), ya que se trata de una variedad que se alimenta del barro depositado en el fondo del río, donde sedimentan todos los metales pesados (como cromo, mercurio, plomo e hidrocarburos) y otras sustancias contaminantes producto de la expulsión indiscriminada de desechos tóxicos por parte de industrias como Copetro, YPF y Edelap, por nombrar sólo algunas.

Cabe señalar que esta especie ingiere materia orgánica generalmente de origen vegetal prácticamente descompuesta (de otra manera, no podría digerirla por su metabolismo casi primitivo), por lo cual es un pez que abunda en las aguas platenses, ya que difícilmente podría reproducirse en criaderos o aguas limpias.

Asimismo, el biólogo y director de Desarrollo Pesquero de la Provincia de Buenos Aires, Mauricio Remes Lenicov, señaló que “el sábalo tienen un cóctel de diversas sustancias. Los niveles de bifenilos policlorados exceden los recomendados para el consumo humano”, por lo que la pesca se encuentra prohibida desde el año 2000, aunque no quedan dudas de que se sigue pescando.

Por otra parte, los especialistas señalaron otra problemática: la migración del sábalo aguas arriba, (hacia el río Paraná) donde, debido a las condiciones climáticas, encuentra un hábitat favorable para pasar el invierno. Es así que en la provincia de Santa Fe, más precisamente en las ciudades de San Javier y Puerto Gaboto, la pesca de sábalo es promocionada como una de las actividades deportivas más importantes en esta época del año. Algo similar ocurre en Entre Ríos (particularmente en las localidades costeras de Diamante, Rincón de Nogoyá y Gualeguay), principales puntos de explotación de este recurso ictícola.

Actividad comercial

La actividad pesquera en Argentina adquirió gran auge a partir de la década de 1930, época en que la industria nacional tuvo uno de sus máximos picos de desarrollo, particularmente en la producción de alimentos.

En este sentido, las plantas de elaboración de aceites (tanto vegetales como animales) y harinas, también denominados “productos reducidos”, constituyeron una de las principales actividades de la Argentina como productora agrícola-ganadera para la exportación.

Por su parte, las harinas de pescado (utilizadas, en su mayoría, para la elaboración de alimentos balanceados y fertilizantes para el suelo) también cobraron gran relevancia en este proceso de desarrollo, lo que además trajo como consecuencia la apertura de frigoríficos y plantas de evisceración y limpieza de las piezas, como también el incentivo de la captura de peces de agua dulce para el consumo interno y también para la exportación.

Lo cierto es que de aquellos primeros proyectos de lo que prometía ser una actividad rentable para una economía en ascenso, pasaron ochenta años: el proceso de industrialización tomó otros rumbos, algunas de las empresas dedicadas a la explotación de la actividad pesquera quebraron, otras formaron grandes monopolios sustentados por capitales extranjeros por lo que el Estado, ya sin posibilidades de hacer frente a las políticas monopolistas de estas empresas, fue desligándose de ciertas responsabilidades, lo que en la actualidad se evidencia en la falta de controles sanitarios, entre otras negligencias de los organismos reguladores.

Consultado al respecto, Carlos Falcón (63), pescador y vecino de un pequeño asentamiento ubicado sobre la costa berissense, más precisamente en el balneario La Baleardi, explicó que hace años que no se efectúan controles rigurosos de la actividad. “Antes sí, como te decía hoy, directamente te sacaban la caña, la red, todo, pero ahora no, está todo más tranquilo, es más, ni vienen”, subrayó.

No obstante, la comercialización de sábalo ha mostrado un incremento importante en los últimos años, posicionándose de esta manera como la segunda especie ictícola exportada por nuestro país, incluso desplazando a otras especies de mar que han sido tradicionalmente más importantes, tales como la merluza de cola, la polaca y la corvina.

Exportación

Las exportaciones de pescado de río de agua dulce en Argentina, según explicaron voceros de la Aduana, alcanzarían aproximadamente las 40.000 toneladas anuales y tienen como principales destinos Colombia, Nigeria, Bolivia y Brasil. Del total del volumen exportado, un gran porcentaje proviene de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe, y el 89% de ésto es sábalo. Muy lejos, entonces, quedarían la boga y la tararira (4% cada especie); el patí, dorado y surubí (1%).

Asimismo, las principales empresas dedicadas al rubro en Argentina son El Timón SA, frigorífico Epuyen y Ganadera del Plata, ésta última en quiebra con fecha día 5 de octubre de 2004.

A pesar de que el Juzgado Civil y Comercial Nº 19 de la ciudad de La Plata decretó la quiebra de dicha empresa, Carlos Falcón, vecino del lugar, afirmó que “ese lugar funciona” pero que por el sábalo extraído de la costa “te quieren pagar dos monedas”.  Asimismo, expresó que “hay personas que trabajan en negro y que siempre ve camiones que entran y salen”, despejando cualquier duda sobre el funcionamiento del frigorífico.

Esta actividad pesquera se realiza a pesar de que hay una legislación vigente que lo prohíbe. La Resolución Ministerial dictada por la Subsecretaría de Actividades Pesqueras de la Provincia de Buenos Aires Nº 04/00 (ratificada por la Resolución Nº 142/00) prohíbe esta actividad por el alto nivel de contaminación que presentan las especies de estas aguas con PCBs (bifenilos policlorados).

Asimismo, esta misma norma prohíbe la comercialización de pescado, ya que su ingesta, por los motivos antes señalados, resulta perjudicial para la salud. Sin embargo, la pesca y comercialización de realiza sin ningún tipo de objeciones en la costa de Berisso.

Categorías: investigaciones
  1. adrian
    28/10/2012 a las 1:55

    Soy testigo.dia a dia de la contaminacion en la costa perteneciente a san isidro…..cuidemos nuestro rio por favor.

  2. 10/06/2012 a las 20:16

    yo he comido peces de esas aguas unas20 veces desde sabalos con un gran gusto a barro y doradillos pescado por conosidos y nunca paso nada aca toy’ si no dejan de contaminar los rios mares oceanos etc se vendra la guerra por el agua

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